28 de febrero de 2014

28 de Febrero, día de Andalucía

Mi tierra. ¡Ay! mi tierra.

Con fronteras naturales y parajes que embrujarían a todo aquel viajero que nos visitara, pudiendo contemplar paisajes tan dispares, desde mares de vegetación en la Sierra de Cazorla, a desiertos con aires de western, donde bañarnos con una sirena en Cabo de Gata, como ya contaran las leyendas de pescadores, descendiendo por el manto blanco de la tierra nazarí, o viendo como la manquita se cubre ante los reflejos y resplandores del oro de esa torre bañada por esas aguas venidas desde el califato de los omeya, y maravilla de gruta o atardecer en la Caleta.
 
Siento cosquilleos cada vez que llega esta fecha, aunque detrás del cosquilleo aparece la decepción de ver como tratan a mi pueblo. Mi pueblo que levantó tantos otros, cobrándonos su ingratitud, marginándonos con restricciones y normas impuestas, provocando nuestro exilio, otra vez la historia se repite. Si hace 600 años ya una flota inglesa bombardeaba nuestros barcos, ahora los dinamitan desde una “Roca” para que les falte el pan sin que se puedan reparar esos aparejos, aparejos rotos desde una lacra política ineficaz para con su tierra.
Si el verde de mi bandera es el verde de mi campo, tristemente podremos verlo brillar, ya que desde Europa no dejan que ese verde florezca.
¿Para cuando esta tierra llena de vida y sol dejará de ser maltratada?; ¿Para cuándo dejaremos que los inútiles, ladrones y embusteros que nos gobiernan, dejen los asientos que ocupan, creyéndose rodar un episodio del Sálvame, grabado en San Telmo? Y por si esto fuera poco, si tuviéramos un circo, nos crecerían los enanos, la guinda, los barrigas agradecidas, bajo siglas y lemas en defensa de trabajadores, firmando pactos para el reparto del pastel, y con el consentimiento de la clase trabajadora, con el temor al secuestro de sus nóminas, con deudas imposibles de pagar, queriendo vivir por encima del estatus que les pertenece.
Si antes temíamos a una bandera con un ave, ahora debemos temer otra, la de la gaviota, utilizada para cocinar un caldo en  la calle Génova y endulzados con un postre de polvorones reales, imposibles de digerir, con yerno e infanta incluida.
¿Qué necesitamos?, ¿A que esperamos?
Nuestros hijos con sus estudios mermados, una sanidad cada vez más inaccesible, nuestros mayores mendigando en muchos casos, y en otros tantos, evitando con sus mermadas pensiones la mendicidad de sus progenitores, y prevenir que estos, acaben viviendo en las antesalas acristaladas de las sucursales de una banca putrefacta, echándonos de nuestras casas a costa de enriquecer más aún a los del “Botín”. Casas con puertas abiertas como caracteriza a mi tierra, todos son bienvenidos y nuestros hijos bien despedidos, como aquel que buscó el dorado. Si tenemos en esta tierra la costa de la luz, busquémosla, la luz para que mi tierra y sus gentes estén como se merecen.
Como quedaran grabadas en la Alhambra las letras de Fco. A. de Icaza.
Dale limosna mujer,
que no hay en la tierra nada,
como la pena de ser,
ciego en  Granada.
No permitamos que vivamos nosotros y nuestros semejantes ciegos, teniendo una grandeza como la que tiene mi Tierra. ¡Ay mi Tierra!

¡¡ANDALUCES LEVANTAOS!!

         Antonio Cano Obregón