16 de enero de 2011

GENERACIÓN V

Últimamente cada fin de semana o vísperas de festivos, estamos asistiendo a una serie de actos Vandálicos hacia el mobiliario urbano, retrovisores, contenedores de basura, papeleras y un largo etc. al que hay que añadir un elemento nuevo bastante preocupante, los autobuses.
Durante mucho tiempo hemos podido leer en la prensa local de las diferentes poblaciones que componen el mapa del Estado Español, noticias relacionadas con el vandalismo urbano, hacia los autobuses, atribuidos generalmente a grupos radicales de ideologías diversas. Aquí en el paraíso del bienestar y el conformismo, hasta ahora quedaba reducido a esporádicos altercados que terminaban con daños colaterales hacia el autobús donde se montaba "el pollo". También es frecuente en algunas celebraciones eufóricas, que esta generación V deje su marca indeleble de vandalismo, que lamentablemente en la mayoría de los casos pagamos todos, incluidos los Padres y la Madres de los autores. Hoy el que les cuenta esto, ha vivido en primera persona un episodio sin comparación.
Estaba realizando el servicio M-30 Cádiz-Hospital de Puerto Real, y cuando me disponía a salir a las 8.30, cuatro chavales (por llamarles algo racional), accedieron al bus con aparente normalidad, pagaron sus billetes, saludaron correctamente (algo que no es habitual) y se ubicaron al final del autobús como suelen hacer casi todos. A esa hora, lo habitual es que vengan un poco subidos de tono, y con ganas de continuar la juerga, por lo que suelen fumar, cantar, saltar, etc., por no contar cosas mas fuertes, que las hay. Pero en este caso no, estos cuatro chicos y una chica, se acomodaron al fondo del oruga y salvo alguna risas que otras, poco más. El trayecto hasta Puerto Real, fue de lo más tranquilo, con apenas 10 viajeros entre los de Cádiz y los que se subieron en el Río San Pedro. Cuando llegamos a Puerto Real, noté una cierta agitación que me llamó la atención, pero claro conduciendo y atendiendo el tráfico, los retrovisores, el viajero que tienes al lado preguntando los horarios, poco puedes hacer para averiguar que es lo que ocurre. En cualquier caso, si solo son cuatro críos riéndose, que malo puede haber en ello. Claro error. Tal y como se bajan en la antepenúltima parada, me viene un olor a quemado, nuevo para mí. Reconozco después de tantos años, los canutos (buenos y malos), la coca, el caballo el crack, pero esto no. Pienso será una colilla o un chicle, total cuando llegue al clínico que faltan dos minutos, echaré un vistazo. Sorpresa, varios asientos rotos, tres martillos de seguridad arrancados, un ventanal destrozado presumiblemente con el martillo, ya que no hizo ruido y un asiento al que han intentado prender fuego (este era el olor), menos mal que es ignífugo. Entonces me pregunto ¿por qué?, ¿para qué?, sencillamente por presumir de vándalos o quizás lo han grabado en el móvil para subirlo a la red.
Vayamos preparándonos, porque la Generación V, lamentablemente para todos , ha llegado a la Bahía de Cádiz.

Francisco R. Ortiz de Galisteo Ríos

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